¿Qué fue de ese poema que no pude atrapar, el que pasó rengueando frente a mí con las alitas rotas?

miércoles, junio 30, 2010

Qué sé yo...

Igualmente ya deberías saber que tus palabras no me hieren... ya no.
Sé que me conocés más que muchas personas cercanas y me sorprende que aún insistas en esa forma de hablar que por lo que a mí respecta, me entra por un oído y me sale por el otro.
Entendé que no creo en esas frases, en esas cualidades (feas) que a veces solés decirme... Son dichas en un contexto de discusión y hasta podría decir que están permitidas, a pesar de que yo no las uso jamás.

Comprendé que yo le creo a tu mirada, a tus ojos cuando me miran... Son esos momentos en los que nos miramos (o nos mirábamos) fijo y no hacía falta hablar, porque ya estaba todo dicho.
Me quedo con tus abrazos, tus mimos, tus caricias porque son esos actos que me demuestran cuánto me queres y no aquellas palabras despectivas hacia mí.
Y no me importa que me digas que estoy equivocada.
Yo y sólo yo decido con cuales palabras, gestos y momentos elijo guardarme... lo que elijo guardar en mi corazón.



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