¿Qué fue de ese poema que no pude atrapar, el que pasó rengueando frente a mí con las alitas rotas?

jueves, octubre 29, 2009

Déjate convencer...

...Una día la vida echará abajo tu puerta. Rendida, acorralada te pedirá cuentas por este fracaso, por haberme mentido. Y no encontrarás al hombre que te ponga a salvo, que el hecho de estar vivo siempre exige algo. Déjate convencer, duerme esta noche conmigo. Que el amor se encuentra antes si se busca. Mira que casualidad si yo fuera tu hombre y la duda de haberte dado luz no te deja dormir nunca. Déjate convencer. Ya habrá alguien que se haga cargo de recoger las culpas de este pecado. A dónde iré, sin este abrazo. No te puedes negar, no sea que nuestro pasado nos llegue a atrapar. Esta noche está en nuestras manos decir alguna verdad que ya, que ya mentimos a diario. Anda, echa un vistazo a tu alrededor, no seas tonta, mira que no hay un alma que llevarse a la boca, que hay que repartir caricias y esta noche me toca. Que yo también comparto los mismos miedos, también busco una cinta para atar el tiempo. También arrastro conmigo una cadena de sueños...




Ismael Serrano

martes, octubre 27, 2009

Quiero...

Quiero verte por última vez.
Quiero escucharte por última vez.
Quiero besarte por última vez.
Quiero mimarte por última vez.
Quiero rozarte por última vez.
Quiero respirarte por última vez.
Quiero sentirte por última vez.

Quiero, deseo y necesito...
Hacerte el amor... Por primera vez.

lunes, octubre 19, 2009

Eso que no se ve...

Me gustaría que me retuvieras
y sólo logro que me dejes ir...
Me mataste el abrazo, la esperanza,
el deseo, las ganas de sentir...

Y si sigo sintiendo,
es por reflejo condicionado de lo que viví.
No estrenaré contigo los luceros,
ni las viejas palabras del amor...

Todo está en su lugar: los casilleros
otra vez ordenaron el dolor.
A ese desorden de alas y fulgores,
a ese enloquecimiento repentino

que me hizo caminar por las paredes,

lo marchitó lo que no compartimos.

La rutina ha cumplido sus deberes.
Pero vine. He venido. Lo he intentado.
Me he quedado un poquito en cada espejo:
eso que no se ve... es lo que te dejo...






De Poldy Bird

sábado, octubre 17, 2009

Amo...


..Amo al hombre padre, amo al hombre no correspondido, amo al hombre simpático, amo al hombre amigo, amo al hombre misterioso, amo al hombre decidido, amo al hombre amante, amo al hombre trabajador, amo al hombre hijo, amo al hombre sorpresivo, amo al hombre sincero, amo al hombre artista, amo al hombre abuelo, amo al hombre positivo, amo al hombre soñador, amo al hombre tío, amo al hombre extrovertido, amo al hombre entregado, amo al hombre madrugador, amo al hombre reservado, amo al hombre humilde, amo al hombre feliz, amo al hombre complicado, amo al hombre hermano, amo al hombre fuerte, amo al hombre solidario, amo al hombre fiel, amo al hombre dormido, amo al hombre respetuoso, amo al hombre imposible, amo al hombre cuerdo, amo al hombre silencioso, amo al hombre caballero, amo al hombre familiero, amo al hombre casado, amo al hombre intelectual, amo al hombre despierto, amo al hombre maduro, amo al hombre vivo, amo al hombre atento, amo al hombre aventurero, amo al hombre prohibido, amo al hombre divertido, amo al hombre sensible, amo al hombre nocturno, amo al hombre niño, amo al hombre loco, amo al hombre simple…
Entre otras cosas... AMO al hombre HOMBRE… Amo su olor, su sabor, su sonido.







Sé que no se puede tener todo... algunos vienen con más defectitos que otros, pero bueno, los amamos igual...

lunes, octubre 12, 2009

Reporte médico.

Paciente: Carla Altman.

- 3 meses intensos de adicción incontrolable.

- 1 mes y días de rehabilitación extrema.



Informe al día:
Podemos observar un buen progreso. La paciente sigue al pie de la letra las indicaciones necesarias para no volver a caer en la tentanción. Aunque dicho por sus propias palabras "Cuesta muchísimo alejarse de esa droga tan adictiva".
Creemos que en un tiempo más estará recuperada del todo. Las secuelas que dejó esta sustancia no podrán borrarse pero al menos serán unas pequeñas cicatrices.
Consideramos que cuanto más despejada se encuentre y cuanto más esté acompañada por la gente que la quiere, ella podrá salir de ese estancamiento en un tiempo menor al estimado.
Rogamos siga así y no vuelva a caer.

domingo, octubre 04, 2009

Colores del amor!

Aprendí que en el amor no siempre todo es color de rosa... Que a veces lo que menos existe es ese color claro... Que a veces todo se tiñe de un color oscuro, de un negro bien fuerte...
Aprendí que en el amor a veces los tonos medios no existen... Que a veces hay que conformarse con lo que hay y tratar de mantenerlo... Que a veces cuesta muchísimo y se termina todo...

Aprendí que en el amor los colores claros no me gustan... Que a veces está bueno que haya una pizquita de algún color opaco... Que a veces tendría que ser un equilibrio de los dos para que no se transforme en algo monótono...


Con esto que aprendí, decidí que quiero que mi próximo amor no sea ni de color rosa ni negro... Quiero que sea una mezcla de varios colores... Quiero que tenga el celeste de la libertad, el blanco de la pureza, el rojo de la pasión, el verde de la esperanza, el negro de la pelea, el amarillo de la reconciliación, el rosa de la ternura, el azul de la confianza, el violeta de la aventura y algunos más...
Decidí que quiero que mi próximo amor esté lleno de emociones pero de las sanas, de las alegres, que haya muy poquitas de las tristes, para que cuando llegan las primeras, la alegría del re-encuentro sea mayor!...

Decidí por lo tanto que mi próximo amor sea MULTICOLOR...!




jueves, octubre 01, 2009

Digo que me sentí identificada... Me sentí esa mujer que alguna vez recibió estas tres cartas de Artaud...
Digo que tuve que investigar la vida de él y el por qué de sus comportamientos y de sus textos...
Digo que me ayudó a entender un poco más cosas de mi propia vida...



PRIMERA CARTA CONYUGAL


Cada una de tus cartas aumenta la incomprensión y la estrechez de espíritu de las anteriores; juzgas con tu sexo y no con tu pensamiento como lo hacen todas las mujeres.
Confundirme yo, con tus razones. ¡Te burlas! Pero lo que me irritaba era verte volver sobre las razones que hacían tabla rasa sobre mis razonamientos, cuando uno de esos mismos te había llevado a la evidencia.

Todos tus razonamientos y tus infinitas disputas no podrán impedir que no sepas nada de mi vida y que me condenes por un mínimo fragmento de ella misma. No debería siquiera serme necesario justificarme ante ti si sólo fueras, tú misma, una mujer prudente y equilibrada, pero tu imaginación te enloquece, una sensibilidad sobre aguda que no te permite enfrentar la verdad. Contigo cualquier discusión es imposible.

Sólo me queda decirte una cosa: mi espíritu siempre fue confuso, un achatamiento del cuerpo y del alma, esa suerte de contracción de todos mis nervios. Si me hubieras visto hace algunos años, por períodos más o menos cercanos, antes aún de que en mi se sospechara el uso del que tú me recriminas, dejarías de extrañarte, ahora, del retorno de esos fenómenos.
Si por otra parte estás convencida, si te parece que su reincidencia se debe a ello, entonces no hay nada que decir, contra un sentimiento no se puede luchar.
De cualquier manera ya no puedo contar contigo en mi angustia, ya que te niegas a ocuparte de la parte de mí más afectada: mi alma.

No me has juzgado, por otra parte, nunca de otra manera que por mi aspecto externo como hacen todas las mujeres, como hacen todos los imbéciles, cuando lo que está más destruido, más arruinado es mi alma interior; y no puedo perdonarte eso, pues las dos no siempre coinciden, desafortunadamente para mí. En cuanto a lo demás, te prohibo hablar otra vez.




SEGUNDA CARTA CONYUGAL

Necesito a mi lado una mujer sencilla y equilibrada, y cuya alma agitada y oscura no alimentara continuamente mi desesperación. Los últimos tiempos te veía siempre con un sentimiento de temor e incomodidad. Sé muy bien que tus inquietudes por mí son a causa de tu amor, pero es tu alma enferma y malformada como la mía la que exaspera esas inquietudes y te corrompe la sangre. No quiero seguir viviendo contigo bajo el miedo.

Agregaré que además necesito unas mujer que sea mía exclusivamente, y que pueda encontrar en todo momento en mi casa. Estoy aturdido de soledad. Por la noche no puedo regresar a un cuarto solo sin tener a mi alcance ninguna de las comodidades de la vida. Me hace falta un hogar y lo necesito enseguida, y una mujer que se ocupe de mí permanentemente, incapaz como soy de ocuparme de nada, que se ocupe de mí hasta de los más insignificante. Una artista como tú tiene su vida y no puede hacer otra cosa. Todo lo que te digo es de una mezquindad atroz, pero es así. No es preciso siquiera que esa mujer sea hermosa, tampoco quiero que tenga una excesiva inteligencia, y menos aún que piense demasiado. Con que se apegue a mí es suficiente.

Pienso que sabrás reconocer la enorme franqueza con que te hablo y sabrás darme la siguiente prueba de tu inteligencia: comprender muy bien que todo lo que te digo no rebaja en nada la profunda ternura, y el indecible sentimiento de amor que te tengo y seguiré teniendo inalienablemente por ti, pero ese sentimiento no guarda ninguna relación con el devenir corriente de la vida. La vida es para vivirse. Son demasiadas las cosas que me unen a ti para que te pide que lo nuestro se rompa; sólo te pido que cambiemos nuestras relaciones, que cada uno se construya una vida diferente, pero que no nos desunirá más.




TERCERA CARTA CONYUGAL

Desde hace cinco días he dejado de vivir a causa de ti, a causa de tus estúpidas cartas, por tus cartas no de espíritu sino de sexo, por tus cartas llenas de reacciones de sexo y no de razonamientos conscientes. Estoy harto de nervios, harto de razones; en lugar de protegerme, tú me agobias, me agobias por que lo que dices es errado.

Siempre has errado. Siempre me has juzgado con la sensibilidad más baja que hay en la mujer. Te empeñas en no admitir ninguna de mis razones. Pero a mí ya no me quedan razones, ya no tengo nada de qué disculparme, ya no tengo nada que discutir contigo. Conozco mi vida y eso me alcanza. Y en el instante en que comienzo a meterme en mi vida, más y más me socavas, causas mi desesperación; cuantos más motivos te doy para esperar, para que seas paciente, para tolerarme, más encarnizadamente te empeñas en destrozarme, en hacerme perder los beneficios logrados, más intolerante eres con mis males.

Del espíritu lo desconoces todo, nada sabes de la enfermedad. Todo lo juzgas llevada por las apariencias externas. Pero yo conozco mi interior, ¿verdad?, Y cuando te grito no hay nada en mí, nada en mi persona, que no sea causado por la existencia de un mal anterior a mí mismo, previo a mi voluntad, nada en ninguna de mis más inmundas reacciones que no provenga exclusivamente de mi enfermedad y no le fuera imputable, sea cual sea el caso, vuelves a esgrimir tus razones equivocadas que se fijan en los detalles nimios de mi persona, que me condenan por lo más mezquino.

Pero cualquier cosa que yo haya podido hacer de mi vida, ¿no es verdad? No me ha impedido retornar paulatinamente a mi ser e instalarme un poco más cada día. En ese ser que la enfermedad me había arrebatado y que los reflujos de la vida me reintegran pedazo a pedazo. Si no supieras a qué me había entregado para limitar o extirpar los dolores de esa separación intolerable, tolerarías mis desequilibrios, mis estruendos, ese desmoronamiento de mi persona física, esas ausencias, esos achatamientos.

Y en virtud de que supones que se deben al uso de una sustancia, que de sólo nombrarla oscurece tu razón, me acosas, me amenazas, me arrastras a la locura, me destrozas con tus manos ira la materia misma de mi cerebro. Sí, me obligas a obstinarme más conmigo mismo, cada una de tus cartas parte a mi espíritu en dos, me tira a insensatos callejones sin salida, me destruye con desesperaciones, con furores. No puedo más, te he gritado suficiente. Deja de razonar con tu sexo, asimila de una vez la vida, toda la vida, ábrete a la vida, mira las cosas, mírame, renuncia, y deja al menos que la vida me abandone, se expanda ante mí, en mí. No me agobies. Basta.






De "El ombligo de los Limbos" de Antonin Artaud.