¿Qué fue de ese poema que no pude atrapar, el que pasó rengueando frente a mí con las alitas rotas?

jueves, junio 17, 2010

Inventando historias de gente común...

El salón era grande o al menos, tenía el espacio suficiente para que todos pudieran bailar cómodamente.
Me encontraba con las chicas en un rincón del fondo que ya nos habíamos apropiado para dejar nuestras cosas.
Estaba tomando del trago, cuando sentí que una mano se apoyaba en mi hombro, giré y eras vos, que recién llegabas, saludaste a cada una y te fuiste donde estaban tus amigos.
Me invadió una sensación de felicidad al verte en la fiesta, me habían llegado rumores de que por ahí no venías porque tenías una fiesta familiar, por no decir "el cumpleaños de la mamá de tu novia".
El Dj dio comienzo al baile, viendo que el lugar ya estaba bastante lleno. Las canciones iban pasando, y nosotras que empezamos con todas las pilas en el medio de la pista, poco a poco nos fuimos sentando. Vos bailabas con los varones y me puse a pensar que nunca entendí eso de que se baile por separado entre mujeres y hombres, y no sé si leíste mi pensamiento o viste mi cara, que viniste a sacarme a bailar. De fondo sonaba "Bachata rosa" y como bien sabemos este estilo de música se baila bien pegadito y nosotros lo hicimos como corresponde. Y aunque empezamos dándole un tono de parodia al baile, poco a poco fuimos poniéndonos ¿serios? y a bailar bien. Tu mano en mi cintura presionaba para estar bien cercana a vos, cerré los ojos y me dejé llevar por tu perfume. Los cuerpos estaban tan pegados que al sentir nuestros latidos te dije bien bajito:
-Parece que nuestros corazones van a destiempo...
Y me contestaste después de sonreír, porque sé que sonreíste aunque no te vi la cara, acercando tu boca a mi oído:
-Ellos van al mismo ritmo... Son sinceros y no puede disimular lo que sienten... tienen ganas de bailar y bailan... pero nosotros...
Y te callaste y no hizo falta decir más nada.
Fue como que si por un instante todo se hubiese detenido, como en la película "El gran pez", pero al momento nos dimos cuenta que no estábamos solos y aún sin mirar alrededor, presentimos que todos estaban apuntando sus ojos a nosotros.
Nos separamos y cada uno volvió a su grupo como si nada hubiera pasado. No cruzamos ni una palabra más durante todo lo que quedaba de la noche, no vaya a ser cosa que la gente empiece a hablar...
Empezaba a amanecer y el salón iba vaciándose. Salimos todos juntos, y recién ahí nuestros ojos volvieron a cruzarse, al decirnos "Chau, hasta el lunes". Tu simple roce en mi cachete fue suficiente para darme cuenta que eras vos a quien quería y deseaba.
Me subí al colectivo y a los pocos minutos sonó el celular, tu nombre y mis nervios de leer el mensaje: "Lo de hoy fue magia... fue real, pero mágico". No supe qué decir y vos no insististe por una respuesta. Era mejor esperar.
¿Vale aclarar que el domingo estuviste presente en mi cabeza durante todo el día?
Llegó el lunes y en mi interior sentía los nervios de volver a verte. De volver a leernos las miradas.
Durante el tiempo con los otros, todo estuvo bien o mejor dicho estable. Pero, ¿qué pasaría si nos quedáramos solos unos segundos? No tardó mucho en llegar esa respuesta.
Coincidimos en el baño, yo salía y vos entrabas. Nos miramos fijo y casi al mismo tiempo dijimos "NO SE PUEDE".
Y así fue... eso no estaba bien, lo sabíamos y por eso intentamos desde ese día controlarnos, aún sabiendo que como la otra vez... Nuestros corazones iban a destiempo...



"¡Ay, ay, ay, ay, amor! Eres la rosa que me da calor, eres el sueño de mi soledad, un letargo de azul, un eclipse de mar... Pero... ¡Ay, ay, ay, ay, amor! Yo soy satélite y tú eres mi sol, un universo de agua mineral, un espacio de luz que sólo llenas tú, ay amor...!"


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