Él está pálido y feliz.
Él está demacrado y feliz.
Cierta vez lo encontré en la calle y tuve con él la siguiente conversación:
Yo:- ¿Qué tal?
Él:- Gracias, estoy enamorado.
Yo:- ¿Y es una linda mujer?
Él:- Oh sí, una mujer como un gigante. Una segunda versión de la Estatua de la Libertad.
Yo:- ¿Y es hermosa?
Él:- Como el sol.
Yo:- ¿Y te quiere?
Él:- Me sigue como una sombra.
Yo:- ¿Y?
Él:- Y nada. Llevamos ya dos semanas de casados.
Yo:- ¿Y la queres?
Él:- (Con un suspiro) Sí. Estoy feliz, muy feliz.
Yo:- ¿Y por qué suspiras entonces, amigo mío?
Él:- Suspiro porque no tengo fuerzas para ser tan feliz...
De Moishe Nadir
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