“El amor es muy puto, leyó una y otra vez, tratando de asimilar cada palabra y de comprenderla cabalmente. Claro, se dijo, muy puto. No le gustaban las malas palabras, pero tenía que admitir que no existía sinónimo en el castellano moderno para esa expresión soez. Podía decirse que el amor era resbaladizo, egoísta, maldito, cambiante, caprichoso y hasta perverso. Pero aun así nada definía tanto el hondo carácter del amor como la palabra puto, que no aludía a la prostitución ni a la homosexualidad, sino al filo inestable de un sentimiento que no aceptaba reglas, chantajes ni definiciones”
"El amor es muy puto" de Jorge Fernández Díaz
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