Estábamos en mi cuarto, habíamos pasado todo el día juntas... Recuerdo que vos estabas recostada en mi cama y yo sentada a un costadito con las piernas cruzadas como indio. No parábamos de hablar y de reír, hasta que por esas cosas de las palabras empezamos a discutir, nunca entendí el por qué y no quiero conocerlo, me alcanza con saber que gracias a esa discusión pasó lo que pasó.
El tono de nuestras voces comenzaba a aumentar, ya no nos escuchábamos, hablábamos una arriba de la otra, hiriéndonos con cada palabra dicha.
Nuestros cuerpos se iban transformando, invadía el ambiente una gran tensión.
Te paraste bruscamente para salir a buscar tus cosas pero antes de llegar al picaporte, te agarré por detrás - podría decir abrazar, pero en sí no fue algo tierno -, vos te movías para soltarte y yo cada vez te sujetaba más fuerte envolviéndote en mis brazos... Me pedías que te suelte y yo susurrándote al oído te decía que te calles, sin querer mis labios rozaron tu oreja y un leve escalofrío invadió tu cuerpo, dejándote dura, al notar eso, seguí lamiéndote y luego bajé al cuello, sin soltarte, siempre detrás.
Te giré y al quedarnos enfrentadas me besaste, tomaste mi cara y la manejaste al ritmos de tus besos...
El resto del relato queda en ella... queda en mi.
2 comentarios:
Realmente muy bueno, me gusto es lo q se dice lo justo!!!!
Bien Carlita
La verdad, es tal cual...
Nada es mas bonito que una reconciliacion. Quizás, está em nuestro inconciente esa eterna necesidad de pleito para llegar a lo que uno quiere. O quizás, son los teje y maneje del destino...
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