¿Qué fue de ese poema que no pude atrapar, el que pasó rengueando frente a mí con las alitas rotas?

miércoles, octubre 22, 2014

DURÍSIMO.

“Te echo de menos.
Tus ojos, tu mirada. Tu boca, tus labios.
Me autodestruí en amaneceres, te amé también atardeciendo.
Mis ojos tristes. Los tuyos sonriendo.
Podría escribirle un poema a tus ojos.  A tu frialdad acogedora.
Tus destellos, tus ideas locas, tu energía eterna,
y mi nostalgia rota, redentora.
Porque te encontré en el fondo.
Ya no crearé un mundo a tu lado. Ya no.
Ni sonreiré feliz en el escenario.
Ya no correré delante de la poli cogida a tu mano.
Me gustaba cuando gemías, cerca, y mi beso te callaba.
Me gustaba cuando gritabas, palabras revolucionarias.
Mi utopía en tu cuello, porque te espero.
Mis sueños callados en tus manos, 

y en tu corazón un mundo nuevo, 
a medias con el mío, cuando nos abrazamos.
Me miraste, con tu sonrisa infinita, 

y sentí estar en una guerrilla,
dando la vida, por una causa digna.
Hoy te apartaría el pelo, y te diría:
“me duele tanto esperarte a ti como a la revolución”.
Como Neruda:
Yo te quise.
Y algunas veces tú también me quisiste.
Te fuiste libre.

Y yo sonrío,  porque amé tus alas.
Que otras te hablen de bajarte el cielo.
Yo te cambio el mundo.
Porque luchar es amar,
Sin miedo.
Y yo te lucho.”



Me encantó, me mató.


[Lo tomé prestado de por ahí]

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