Si hay algo que me gusta desde siempre es que me mimen, y lo digo en el sentido literal, el de los mimos... La espalda, la nuca, y la cabeza (junto con el pelo), son los principales y diría únicos lugares donde acepto y tolero recibirlos [a saber: soy muy cosquilluda].
Para mi forturna, tengo a mi lado a un hombre que sabe, exactamente, cómo hacerlos, o mejor dicho, sabe cómo me gustan a mí... Tengo la suerte que me ame tanto como para estar minutos, largos minutos, haciéndomelos, aún cuando su brazo, su muñeca y sus dedos, ya no dan más... Y lo mejor, es que se acostumbró tanto a eso, que ahora no se puede dormir si no me acaricia un rato, se podría decir, que esos mimos lo sedan... O sea, cada noche "matamos" dos pájaros de un tiro, yo me relajo gracias a su contacto, y él se duerme gracias a mi... bueno, gracias a mi gran entrega, je! Hay veces que él se duerme primero, y yo me quedo con ganas de más, entonces me muevo un poquito para que se de cuenta, y se despierta para seguir con los mimos... si eso no es amor, qué es? [cabe aclarar que si la situación fuera al revés y él me despertara, mi reacción no sería la misma...].
En fin... ¿Qué más puedo pedir? ♥
¿Qué fue de ese poema que no pude atrapar, el que pasó rengueando frente a mí con las alitas rotas?
sábado, marzo 15, 2014
jueves, marzo 13, 2014
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