La resiliencia que creí tener se fue a la miércoles. Era todo una mentira... Lo era? Me creí cambiada? Me creí más fuerte? Ok. Ni uno, ni lo otro. Supongo.
Que aprendí de mis errores? Sí. Que aprendí de mis experiencias pasadas? Sí.
Pero cuánto de eso está totalmente superado? Pero cuánto de eso no quiero volver a vivir? Y cuánto (inconcientemente) busco que pase? Soy una enferma que se deja atraer siempre por lo mismo? Es lo mismo? Por ahí exagero.
Muchas preguntas, ni una puta respuesta.
Las lecturas sobre el psicoanálisis me rompen el coco, y quizás haya algo en mi cabeza que yo tengo reprimido, algo de mi infancia, algo de mi pasado que hace que hoy me comporte de determinada manera, y busque cosas o personas que tampoco están bien del bocho. Quizás.
Sé que ahora detecto al instante el comienzo del dolor, y lo freno, lo digo, lo grito... Pido no volver a lo mismo, no retroceder, no herirme de nuevo... Apuesto al cambio.
Tal vez soy una consumidora compulsiva del dolor... (Placer).
La vida me enseñó a ponerme primera, a valorarme, y a poner primero mi salud, antes que cualquier cosa. El amor, a veces, le pega un knock-out, y se pone adelante de todo, haciéndome creer que él puede más que cualquiera, más que cualquier cosa.
Muchos reflexiones, y ninguna conclusión.
Bye.
(Y si usé mal la palabra resiliencia, me ***** un huevo :) )